Ya ha pasado una década desde que Kilian Jornet ‘volase’ hasta los casi 5.900 metros del Kilimanjaro, la montaña más alta de África, dejando una plusmarca mundial de 7 horas y 14 minutos (5h 23’ de ascenso y 1h 50’ de descenso).
Cuatro años más tarde, en verano de 2014, el alpinista, guía de montaña y competidor de mountain bike Karl Egloff daría la campanada y sorprendiendo a todos mejoraría la marca del astro del trail running, rebajando su tiempo en un total de 32 minutos, estableciendo un nuevo record con un tiempo de 6 horas, 42minutos y 24 segundos.
Por aquel entonces la hazaña del atleta ecuatoriano-suizo apenas tuvo repercusión en nuestro continente, aunque los medios que difundieron la noticia dieron buena cuenta y enfatizaron en la facilidad de Egloff para ascender y correr en altitud, especialmente a partir de 4.000 y 5.000 metros.
Y es que gran proporción del tiempo que Karl sacó a Jornet en aquel reto, fue en la subida, aventajándole en 26 minutos.

“No encuentro palabras para describir lo que siento. Sufrí, me acalambré varias veces, me caí, pero di todo y a su vez corrí con alma de guerrero por todos ustedes. Mejorar los tiempos de subida y bajada de Kilian, y establecer un récord oficial y absoluto de esta montaña, me deja sin palabras”, declaraba en su día Karl Egloff.
A partir de aquello, el ecuatoriano-suizo dejó de ser un desconocido, y comenzó a retarse intentando mejorar los FKT (Fast Know Times), los tiempos más rápidos conocidos en las montañas más significativas y altas de cada continente.
Meses más tarde, en febrero de 2015, dio cuenta del Aconcagua (11h 52’), mejorando en casi una hora el mejor tiempo, que curiosamente, también estaba en posesión de Kilian Jornet.
Dos años más tarde fue el Elbrus, con 4h 20’ 45’’ y en verano del año pasado puso el punto sobre la ‘i’ rebajando en 4 minutos el récord de 11 horas y 48’ minutos que también tenía Jornet en el Denali, solo que mientras que Kilian subió corriendo y bajó esquiando, Egloff lo hizo como siempre, solo corriendo.
Karl también tiene el FKT en montañas tan emblemáticas de Sudamérica como el Cerro Plomo (5.424 m) en Chile, el Huascarán (6650 m) en Perú, el Cotopaxi (5.897 m), el Chimborazo (6.263 m), o el Cayambe (5.790 m), estas 3 últimas montañas en Ecuador, país donde reside.

Lo que quizás sólo sepan los que han asistido a sus conferencias sobre Speed-Climbing o motivación, o los que hayan convivido con él (me siento un privilegiado), es que tras esa portentosa fisiología hay un ser humano honesto y humilde, con una gran inteligencia emocional y un espíritu integro más que motivante e inspirador.
Como curiosidad contar que Karl conoció España en 2003, así me lo contaba: “Me acuerdo que viajé a España en 2003, lo hice como mochilero y con el afán de conocer este estupendo país. Recuerdo que visité Madrid, Toledo, Valencia y la Costa Brava. Me llevé una gran experiencia y recuerdo. Lo que por aquel entonces no sabía es que España se iba a convertir en la meca del trail running”.
En 2015 fue invitado a la Carrera Alto Sil, concretamente al KV Bobia, donde quedó 3º. El año pasado también estuvo en Zegama-Aizkorri, pero esta vez no quedó nada satisfecho con sus sensaciones al tener que competir completamente lesionado.

Y como colofón a esta primera entrega sobre uno de los mejores corredores de montañas de todos los tiempos, sometemos a Karl Egloff a un pequeño “tercer grado”…
Tu mejor momento como speed climber
Salir sano y salvo de los records de Kilimanjaro y Aconcagua.
Qué harías si no corrieras
Lo que hago, ser guía de alta montaña.
Te impresiona
Las oportunidades que te da la vida cuando menos te lo esperas. En mi caso hace un año estuve a punto de dejarme el deporte.
Tu montaña
Son dos, el Cotopaxi y el Ama Dablam.
Un deseo
Ser padre (ya sé cumplió).
La última vez que sufriste más de lo deseado
Cuando perdí a mi madre a los 15 años, esto cambió mi vida por completo.
Te ayuda a relajarte
Salir a pasear con mis dos perros.
Comida y bebida favorita que te carga las pilas
Cuando bajo de la montaña o entreno en altitud el cuerpo me pide un buen ‘steak’ y una coca-cola.
¿Competición o retos personales?
Competir es delicioso pero sin duda no hay nada más delicioso que retarse a uno mismo.
El Everest express
Quizás llegue. Pienso que todo lo atlético a partir de los 6.500 metros todavía está por explorarse a nivel científico, estoy en ello.
Descubre a Karl Egloff, él se presenta