Los ciudadanos de Bloomington, en Estados Unidos, han visto como la pequeña iglesia de la localidad, tras quedarse sin fieles, les proponía cambiar la biblia por los pies de gato y el magnesio, convirtiendo al recién inaugurado rocódromo local en el nuevo y sorprendente lugar de culto para los escaladores y escaladoras de la zona.
Ha sido la iglesia bautista McDoel, la que a falta de parroquianos decidió poner a la venta el gran edificio de la congregación. Fue entonces cuando la empresa Hoosier Heights, quienes ya gestionan algún que otro centro de escalada en los Estados Unidos, apreció los no pocos beneficios que una estructura de este tipo podría generar en la construcción de un buen rocódromo: techos muy altos, grandes espacios y mucha amplitud.
Sin embargo, no fueron pocos los retos arquitectónicos a los que se enfrentaron en esta peculiar transformación, como la logística estructural y espacial o el tener que afrontar todas las remodelaciones necesarias sin afectar a la estructura de un edificio catalogado como histórico por el Gobierno de los Estados Unidos.
Ya cuentan con más de 200 socios inscritos que abarrotan sus enormes salas a diario.
Imágenes de Loren Wood Builders y Hossier Heights.
Visto en GymClimber.