El imparable ascenso de las temperaturas unido a las dos últimas olas de calor han agravado el riesgo de avalanchas de piedras en el techo de Europa. Los glaciares retroceden por las altas temperaturas, lo que debilita la capa de nieve que sustenta las rocas. Tanto es así, que ya es difícil encontrar un sólo día sin alguna de estas peligrosas avalanchas en la montaña.

El calentamiento global
A este alto riesgo de desprendimientos hay que unir la lenta pero inevitable desaparición del “Mer de Glace”. Los montañeros y visitantes que llegan desde la última parada del tranvía antes de la cumbre, de 4.809 metros, se ven obligados a andar unos 15 metros más cada año hasta alcanzar el Mar de hielo, el glaciar más grande de Francia.
Con veranos cada vez más prolongados y acalorados e inviernos más cortos, los Alpes franceses también son víctimas del calentamiento global. Los glaciólogos alertan del debilitamiento de las capas más profundas de hielo, lo que a la larga puede ser catastrófico.
Los amantes del alpinismo y la escalada estamos siendo testigos de excepción de este derretimiento. Tan solo en las últimas cinco décadas, 26 de las 100 rutas de ascenso más utilizadas en la montaña francesa ya no son seguras por el alto riesgo constante de avalanchas, desprendimientos y corrimientos de hielo. Todo ello provocado por el caliento global.
